El diseño Editorial
Más que una especialidad del diseño gráfico, es parte esencial de todo estudio de diseño, pues absolutamente todos los diseñadores se han enfrentado a la generación de productos impresos: folletos, catálogos, tarjetas, carpetas, cuadernillos, trípticos, volantes o flyers, carteles, dípticos y cualquier tipo de plegable, calendarios y evidentemente, gacetas, periódicos, libros y revistas entre otros; todo esto es diseño editorial, y por lo tanto debemos adentrarnos en el mundo de las ediciones con todos sus lenguajes, es decir, de la formación de la corrección y del marcaje tipográfico; de la pre-prensa, impresión y acabados, de las partes de los libros, etc.
Antes que nada el primer paso es elegir el programa con el que se trabajará. En la actualidad podemos usar diversos programas como es el Illustrator, Freehand, o bien como la mayoría de las editoriales que usan PageMaker o QuarkXpress
Para comenzar a hacer diseño editorial es necesario saber de que tratan los contenidos, ¿a qué público se dirigen? y toda la estrategia de comunicación. Una vez conocidos estos objetivos comunicativos, el siguiente paso es la generación de la retícula.
La Retícula: es la estructura del documento. Si un edificio no tiene una estructura que lo sostenga, se cae; esto mismo se aplica al diseño editorial. El terror de enfrentarse a una hoja en blanco se termina inmediatamente cuando se genera la estructura, pues sobre ésta caerán todos los elementos gráficos de la publicación y entonces todo el diseño estará justificado.
Pero es importante aclara que para un buen diseño no se necesita una retícula muy compleja o extraña; simplemente veamos las publicaciones que han ganado premios importantes y nos daremos cuenta que son más sencillas de lo que imaginamos. Aún así, para un diseño muy dinámico o alternativo, podemos escoger una retícula compleja, y hacer la composición más energética, vital, y original, pero siempre basados en la retícula.
La Tipografía: En el lenguaje editorial existen dos términos indispensables para la compresión de los mensajes: la legibilidad y la lecturabilidad. Al diseñador le compete el primero; Rob Carter dice que la legibilidad en tipografía consiste en los atributos visuales que hacen legible la tipografía, y para ello se debe pensar seriamente en respetar las normas establecidas de legibilidad.
Para empezar, debemos escoger la tipografía que se va a usar: romanas o tradicionales, modernas (como la Bodoni), la transición egipcia, que son la de remates o patines cuadrados, san serif o sin patines, de fantasía, etc.
La mayoría de los productos editoriales, sobre todo de contenidos largos, presentan dos tipos distintas, uno con patines y otro sin patines, para diferenciar el texto de los títulos y a veces se agrega otra fuente para postillar, corinas o folios, pero se debe limitar el uso de fuentes a dos o tres, pues además de que es de muy mal gusto ver en un folleto un catálogo de tipografía, confunde al lector y se pierde la intención comunicativa. Otro punto importante para la legibilidad es la interlínea; si se trata de que el producto sea leído, el texto debe ser amable visualmente, para lo cual debemos relajarlo abriendo la interlínea. La mejor relación entre el puntaje del tipo de la interlínea se hace con una diferencia de 4 o más puntos. Si la tipografía es de 8 puntos y la interlínea de 12 puntos, se dice que es de ocho en 12 y se escribe así 8/12.

Interletrada e Interpalabra: Incansablemente vemos textos que, por el afán de justificarlos (alineados a la derecha, izquierda o justificado), dejan espacios enormes entre palabras, los llamados "ríos"(las líneas rojas) que interrumpen el curso o el ritmo del texto, esto es una verdadera grosería visual. En programas como Pagemaker o Quarkxpress, podemos cambiar matemáticamente el inter-letrado para evitar "huérfanos" o "viudas", pero estos cambios deben ser muy cautelosos.
Las columnas: Su extensión no debe rebasar los 64 caracteres o golpes, y cuando des demasiado pequeña también casa la vista al lector.
Conclusión: Como podemos ver, el mundo editorial tiene su propio lenguaje y normas bien definidas. Aquí solo exponemos algunos apuntes para darnos cuenta de que, como diseñadores, debemos conocer este lenguaje y respetar sus reglas para lograr productos de calidad y demostrar nuestro profesionalismo.
De ésta manera, si queremos hacer diseño editorial, todos estos conocimientos son requisitos mínimos que, paradójicamente, mientras más se estudian y ejecutan, resultan mucho más fascinantes de los que nos imaginamos. Hagamos la prueba!